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Los materiales que emplearemos serán diferentes textos, así como canciones que se presentarán en audio y también en texto para que los alumnos dispongan visualmente de la información. El aula en sí también se convierte en herramienta ya que podemos variar su disposición para formar los diferentes grupos de trabajo. Del mismo modo necesitaremos un ordenador con conexión a internet para las consultas web y las proyecciones y audiciones. En caso de no contar el aula con conexión a internet, el profesor descargará previamente los materiales audiovisuales. La pizarra será utilizada para la lluvia de ideas, aclaraciones, explicaciones, y cualquier intervención que así lo requiera. Por supuesto, no podemos olvidar los materiales propios de los alumnos como son su cuaderno de clase, libro de la asignatura, etc. Fotocopias de los diferentes textos serán proporcionadas por el profesor. A continuación recogemos los textos y materiales necesarios para el óptimo desarrollo de esta unidad.

 

«Poemas de Madrid», Gloria Fuertes.

 

«Yo puedo decir muchas cosas, 

y algunas no. 

 No puedo decir: Madrid es mi tierra, 

tengo que decir mi cemento, 

-y lo siento-.»

«¡Ojalá sea mentira ese rumor que corre sobre el río 

donde peces de plata mueren sin ser pescados! 

 ¡Ojalá sea mentira esa bola 

de anhídrido carbónico 

que pende bajo el cielo de Madrid! 

 ¡Ojalá sea verdad esa mentira del vidente 

que anuncia una tormenta de amor 

que acabará con la mala uva...!»

 

«Pausa de agosto», Mario Benedetti.

 

Madrid quedó vacía

sólo estamos los otros

y por eso

se siente la presencia de las plazas

los jardines y fuentes

los parques y glorietas

como siempre en verano

Madrid se ha convertido

en una calma unánime

pero agradece nuestra permanencia

a contrapelo de los más

es un agosto de eclosión privada

sin mercaderes ni paraguas

sin comitivas ni mítines

en ningún otro mes del larguísimo año

existe enlace tan sutil

entre la poderosa

metrópoli

y nosotros pecadores afortunadamente

los árboles han vuelto a ser

protagonistas del aire gratuito

como antes

cuando los ecologistas

no eran todavía imprescindibles

también los pájaros disfrutan

ala batiente de una urbe

que inesperadamente se transforma

en vivible y volable

los madrileños han huido

a la montaña y a Marbella

a Ciudadela y Benidorm

a Formentor y Tenerife

y nos entregan sin malicia

a los otros que ahora

por fin somos nosotros

un Madrid sorprendente

casi vacante despejado

limpio de hollín y disponible

en él andamos como dueños

tercermundistas del arrobo

en solidarias pulcras avenidas

sudando con unción la gota gorda

el verano no es tiempo de fragor

sino de verde tregua

empalagados del rencor insomne

estamos como nunca

dispuestos a la paz

en el rato estival

la historia se detiene

y todos descubrimos una vida postiza

pero cuando el asueto se termine

volverán a sonar

las bocinas los gritos las sirenas los mueras y los vivas

bombas y zambombazos

y las dulces metódicas campanas

durante tres fecundas estaciones

nadie se acordará

de pájaros y árboles.

 

 

Trilogía de Madrid, Francisco Umbral. (36-37), Seix Barral, 1984.

 

Madrid era el lañador con sus lañas, sus orinales, su bicicleta y su pregón. Madrid eran las terrazas de los cafés, de febrero a octubre, cuidad partida en dos: los que trabajan y los que se sientan a mirar. Madrid era el asno de Apuleyo cargado de botijos de barro, del mismo barro del cual Dios dicen que hizo el primer hombre. Por eso el botijo, si uno se fija, dura justo lo que la vida del dueño. […]

            Madrid era ver pasar el tren por Entrevías, con los chabolistas y las palomas negras de carbonilla, un poco como las palomas de Londres, pardas de smog (en otro tiempo). […]

Madrid era, sobre todo, ese porrón de vino a través del que se veía Madrid, rojo de vino, un Madrid vináceo, cuando a uno, habitante ya de la periferia y las verbenas, le hacían beber en porrón. Claro que Madrid era también no saber la diferencia entre smoking, chaqué y frac, pero la primera vez que vi claro ˗˗oscuro˗˗ Madrid, e incluso concebí estas Memorias trilógicas con un cuarto de siglo de anticipación, fue cuando vi Madrid, circularizado y ventrón, vináceo, a través de la lupa gorda y popular de un porrón de Valdepeñas.

Materiales

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